-Tienes tres deseos -dijo el genio de
la lámpara.
-¡¡¡Bien!!! El primero... Quiero ser inmensamente
feliz.
-El segundo, que todo el mundo me adore.
-Y el tercero... hay no, anulo los dos
anteriores...
-Los tres deseos han sido concedidos
-dijo el genio volviendo a introducirse en la lámpara.
-¿Pero que le pasa a éste
desgraciado? -se preguntó el burro.
Moraleja: Piensa bien lo que deseas, no
sea que te arrepientas en el traspaso.
(Eloy Martín).
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